Arturo Oñativia nació en la ciudad de Salta en 1914, cursó sus estudios primarios y secundarios en esa ciudad, y se doctoró en Medicina en la Universidad de Buenos Aires en 1940. Dedicó su vida profesional a la clínica, sobre todo endocrinológica, pero también a la docencia, la investigación y la política. Más allá de la clínica, realizó importantes observaciones epidemiológicas relacionadas fundamentalmente con el bocio endémico asociado a la carencia de iodo, que afectaba a gran parte de la población precordillerana. En 1963, por su trayectoria profesional y su activa militancia en la Unión Cívica Radical, fue convocado por Arturo Illia para ocupar el cargo de Ministro de Asistencia Social y Salud Pública de la Nación. Desde allí impulsó proyectos relacionados con la reorganización del sistema hospitalario nacional, el abastecimiento de agua potable y la detección y la prevención de la desnutrición infantil, y promulgó la ley nacional de yodación de la sal de consumo doméstico que logró prácticamente la erradicación de la endemia bociosa. Un aporte más relevante aún de Oñativia a la salud pública fue la promulgación, hace 60 años, de las Leyes Nacionales Nº 16462 y 16463 que establecieron una política de precios, determinaron la creación de organismos nacionales de control y fijaron límites para los gastos de publicidad y a los pagos a empresas extranjeras en concepto de regalías y de compra de insumos. Estas leyes, junto a la anulación de los contratos petroleros firmados en gobiernos previos, generaron, por parte de las empresas que vieron lesionados sus intereses económicos, una reacción que tuvo un peso decisivo en el proceso que culminaría con el golpe militar que derrocó al gobierno democrático de Illia el 28 de junio de 1966. De más está decir que una de las primeras medidas del dictador Onganía fue derogar estas leyes que consideraban a los fármacos como un bien social.
Oñativia, recordado por su austeridad y honestidad en el ejercicio de la función pública, es destinatario de este homenaje de nuestra Facultad de Ciencias Médicas porque supo reunir, en su accionar, al hombre de ciencia, al médico preocupado por sus pacientes, y al político que combatió esforzadamente por la equidad en el acceso a la salud y por dar solución a importantes problemas sanitarios.