Cada 10 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Salud Mental con el fin de visibilizar las problemáticas del campo de la salud mental, y haciendo hincapié en la necesidad de acotar la brecha en el acceso al cuidado en salud mental y con ello propiciar un abordaje integral de la salud.
Todas las personas –niñas, niños, adolescentes y adultos o adultas– podemos transitar situaciones de padecimiento mental. Estas situaciones pueden presentarse como transitorias o duraderas, variando en su presentación y contexto, y requerir diversos dispositivos o estrategias de acompañamiento, cuidado y atención.
Al decir de Alicia Stolkiner “el éxito del campo de la Salud Mental sería su desaparición para incorporarse en prácticas sociales de salud-enfermedad-cuidado en las que la dimensión social y subjetiva haya sido restituida.”
Se vuelve necesario resignificar el escenario de la salud mental y abrir paso a un proceso de transformación que convoque a la sociedad a repensar colectivamente las políticas, representaciones y prácticas en salud.
La salud mental es parte del cuidado integral de la salud; tanto es así que no hay salud sin salud mental. Y por esa razón abrigamos las palabras de Emiliano Galende, que nos invita a trabajar siempre de manera interdisciplinaria.