Cada 11 de febrero recordamos a Elizabeth Blackwell (1821-1910) como la primera mujer en ejercer la medicina. Luego de que diez universidades rechazaron su solicitud de ingreso, consiguió estudiar en la Facultad de New York. Sin rendirse jamás, en 1849 obtuvo su título de médica.
Tal vez sin proponérselo, fue la responsable de abrir el camino para que millones de mujeres pudieran dedicarse a la Medicina, disciplina en la que hoy representan más del 65% de estudiantes.
Si bien las mujeres vienen conquistando cada vez más espacios y derechos, todavía atraviesan dificultades por su condición de género, inequidad salarial, trato discriminatorio, trabas para el acceso a cargos de jerarquía, residencias y espacios laborales.
Es necesario seguir identificando los factores que generan estas desigualdades en el ámbito de la salud para construir espacios más inclusivos y libres de violencias.